Y una vez arreglado el tema más importante, el de la búsqueda de un dulce hogar, me cogí el tren y me fui a Bruselas a hacer una visitilla a Marta y Jose (bueno a Moco y Cuca tb) que hacía ya más de dos meses que no los veía.
Aquí tiene muy bien explotado el tren como transporte público. Desde Leiden puedes llegar a cualquier rincón de Holanda e incluso Bélgica. Cogiéndote un weekend return te sale el billete por unos 35 euros y se tardan unas dos horas y media hasta Bruselas. Comparando con las distancias de Madrid, esto es ná. Lo que si que me sorprendió en este viaje, fue el hecho de que los españoles tenemos fama de gritar y hablar muy alto en los viajes, pero esta vez eran ellos!!!! Parecía que estuviéramos en la plaza del mercado, además con esa melódico sonido que emiten hablando dutch….
La primera impresión que me llevé de Bruselas fue bastante mala. La ciudad en si es horrible pero tiene un centro muy bucólico, con callejuelas llenas de tiendas, restaurantes con el plato más famoso (mejillones con cualquier tipo de acompañamiento), la Gran Plaza. Además coincidió con un día soleado y todos los belgas se habían echado a la calle, había muy buen ambiente.
Y por supuesto, una vez llegados a Bélgica no podía faltar una visita obligada a alguna cervecería. Marta me llevó a la quizás más turística, donde tiene una carta 2000 tipos de cervezas diferentes. Necesitas toda una tarde sólo para leértela. Nosotras probamos una de coco y otra de plátano, y están riquísimas!!!!
1 comentario:
mmm... de coco y de plátano, q cosas más exóticas!!
a ver cuándo me llevas allí!!!
Me gustaría ir contigo!!!
(ale, ya me he ofrecido xa acoplarme a un viaje!)
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